Se trata de aquellos que tienen un empleo formal y alquilan un monoambiente
Un joven con empleo formal en la Ciudad de Buenos Aires debe destinar, en promedio, el 52% de su salario para alquilar un monoambiente. En el caso de quienes comparten un departamento de dos ambientes, la cifra desciende al 35% del ingreso combinado de dos personas. Así lo revela el último Índice de Emancipación elaborado por el Instituto de Desafíos Urbanos Futuros (IDUF), correspondiente al tercer trimestre de 2024.
El estudio se centró en jóvenes de entre 18 y 24 años con trabajo registrado en la ciudad. Según explicó Manuel Socías, director del IDUF, se trata de una porción privilegiada dentro de esa franja etaria, ya que la mayoría de los jóvenes se encuentra desempleada o empleada de forma precaria, con trabajos flexibilizados y de tiempo parcial.
“El amortiguador de esta falla de mercado es la familia o las redes sociales: mudarse al departamento que dejó un familiar, compartir alquiler con amigos, recibir ayuda económica para cubrir gastos y servicios”, detalló Socías.
Uno de los principales factores detrás de esta situación es el desajuste entre los ingresos de los jóvenes y el precio de los alquileres. A esto se suma la precarización laboral juvenil, que dificulta cumplir con los requisitos del mercado de alquiler formal, como contar con una garantía propietaria o demostrar ingresos estables.
A pesar de la carga económica que representa alquilar en soledad, el informe muestra una leve mejora respecto al año anterior. En el tercer trimestre de 2023, el alquiler de un monoambiente representaba el 82,6% del salario promedio, y llegó a un pico del 103,4% en el trimestre siguiente. Para quienes compartían un dos ambientes, la proporción pasó del 56,6% al 72,2% en el mismo período. Este aumento estuvo relacionado con la brecha cambiaria, la proliferación de alquileres turísticos temporarios y la reducción de la oferta debido al efecto de la antigua Ley de Alquileres.
Desde entonces, la relación entre salario y alquiler comenzó a descender de forma sostenida, alcanzando en el tercer trimestre de 2024 su nivel más bajo en el año.
En términos geográficos, Palermo (Comuna 14) es el barrio con mayor dificultad para la emancipación juvenil: alquilar un monoambiente allí representa el 58,5% del ingreso. En contraste, la Comuna 10 (que incluye barrios como Villa Real, Monte Castro y Floresta) muestra las mejores condiciones, con una relación del 46,4%.
Para alcanzar una proporción considerada razonable (del 30% del ingreso destinado al alquiler), un joven trabajador formal necesitaría $455.000 adicionales por mes si vive solo, y $215.000 si comparte un dos ambientes.
El estudio también señala un grave problema estructural: el acceso a una vivienda propia. Ante las exigencias de garantías y el escaso acceso al crédito hipotecario, muchos jóvenes no pueden cumplir con los requisitos del mercado. Los préstamos vigentes requieren un ahorro inicial que ronda entre los 25.000 y 40.000 dólares, una suma que la mayoría no tiene posibilidad de reunir.