Cierre sorpresivo del Hotel Socialtel en Palermo

Terraza del Socialtel Palermo antes del cierre de sus instalaciones
Trabajadores sin respuesta y pasajeros desalojados

Unos 30 trabajadores de la empresa Socialtel, anteriormente conocida como Selina, mantienen una asamblea permanente en el edificio que la firma posee en el barrio porteño de Palermo Soho, en reclamo por el cierre inesperado de la operación, la falta de pago de salarios y la ausencia de respuestas por parte de la gerencia. La situación también incluye sospechas de una posible maniobra fraudulenta.

Socialtel forma parte de una cadena internacional de alojamientos que opera en diversos países de América Latina —como Brasil, Colombia y Nicaragua— y cuenta además con una sede en Tailandia. En Argentina, tenía sucursales en Córdoba, Bariloche y Ciudad de Buenos Aires. Según plataformas de reserva de hoteles, los alojamientos de la marca solían alcanzar calificaciones superiores a los 8 puntos sobre 10.

El lunes 5 de mayo, los empleados fueron convocados a una reunión a las 9 de la mañana, donde se les informó el cierre inmediato de las sedes en Córdoba y Buenos Aires. En paralelo, comenzó el desalojo de huéspedes que ya habían abonado sus estadías, con tarifas que oscilaban entre los 50 mil y 200 mil pesos por noche. Ante esta situación, los trabajadores intentaron reubicar a los clientes por cuenta propia.

La cadena Selina, orientada a nómades digitales con una oferta que integraba alojamiento y espacios de coworking, llegó a tener 163 propiedades en 25 países y una valuación estimada en 1.200 millones de dólares. Sin embargo, en 2023 enfrentó dificultades financieras tras incumplir un préstamo por 50 millones de dólares con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Posteriormente, fue adquirida por el grupo singapurense Collective Hospitality, que la renombró como Socialtel. Según denuncian los empleados, el cambio de nombre habría sido parte de una estrategia para evitar responsabilidades legales y preservar la imagen de la empresa, en un contexto de presunto vaciamiento.

Desde el inicio del conflicto, los trabajadores permanecen en el edificio acompañados por su sindicato. En los primeros días pernoctaron en el hall de entrada y, más recientemente, pudieron acceder a algunas habitaciones. Informaron además que se les cortó el servicio de wifi y el funcionamiento de los ascensores.

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